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  • Foto del escritorSantiago Zubieta Davezies

ARQUITECTURA VERNÁCULA E IMÁGENES DE BOLIVIA

Actualizado: 18 feb 2021

La experiencia vivida, la producción de identidad y el usufructo sostenible de la naturaleza, son las narrativas de reivindicación de la arquitectura vernácula, una vez que ésta, en su singularidad, desarrolla su contenido y su objeto de estudio en la reflexión teórica sobre la arquitectura.

La arquitectura de la “ruralidad”, de las periferias del capitalismo, del precapitalismo, de la formación vernácula, se interpreta –en la corriente dominante– como la arquitectura de los valores de la memoria local, de las regiones inconclusas de lo planetario, de las expresiones materiales y espirituales, del diálogo orgánico con la naturaleza.


Viviendas de la comunidad rural fronteriza Uyuni “K” (Llica). Departamento de Potosí, Bolivia.


En términos globales, el legado de la Ilustración, del liberalismo, del paradigma del progreso sin límites y del cientificismo de sus doctrinas, ha posicionado a la arquitectura de lo vernáculo, en lo exótico del mainstream o “corriente dominante” de la disciplina, de su cientificismo, de su teoría. Corriente dominante que –como parte del conflicto cultural, inscrito en la historiografía moderna principalmente occidental– sitúa a lo vernáculo en el subdesarrollo, en lo anticuado, en lo elemental, en lo tradicional, en lo no profesional (Brown y Maudlin, 2012).


Comunidad rural fronteriza Buena Vista, Río Itenez (Magdalena). Departamento de Beni, Bolivia.


Recién en la modernidad globalizatoria, entre otras cosas, bajo la lógica cultural del capitalismo avanzado (Jameson, 1991), se ha considerado al posmodernismo –por su postura en torno al pluralismo de la modernidad tardía–, como el contenedor de las narrativas que defienden en mayor o menor medida, la importancia del lugar, de la experiencia vivida y de la tradición local en arquitectura.

El lugar, el terruño, lo tradicional, su espacio fenomenológico vivencial, la experiencia de la conciencia de Hegel, el contenedor existencial del debate formalista –en el marco de la discursiva arquitectónica de la modernidad– deviene pues, en contrapuesto al legado ortodoxo moderno, que entendió la arquitectura, como consecuencia directa, mercantilista, de la producción industrial, de la realidad tecnológica cotidiana, de la “máquina para vivir”, de la “máquina para trabajar”.


Viviendas y escuela de la comunidad rural fronteriza Vuelta Grande (San Joaquín), Pueblo Indígena Moré. Departamento de Beni, Bolivia.


El determinismo funcional y la coherencia entre el sitio, la estructura y los materiales, son características en efecto, de la arquitectura vernácula popular. Su rol de autoconstrucción, la hace una arquitectura de lo circunstancial, “sin arquitectos”, bajo criterios estéticos de “pureza de la forma”, “verdad de materiales” y “economía de medios”. Productos auténticos de lugares y personas específicas, de gente común y corriente, de tradiciones indígenas, latinoamericanas, de tradiciones ancestrales, de saberes técnicos que son también existenciales.


Parque Nacional Sajama (Curahuara de Carangas). Departamento de Oruro, Bolivia.



Condiciones objetivas para la arquitectura vernácula popular, serían, entre otras, la superposición de tecnologías constructivas, las tecnologías primarias como reflejo socioeconómico y cultural, la generación de “arquitecturas espontáneas” edificadas por “no expertos”, la construcción artesanal con materiales de la región, el uso paulatino de materiales mercantiles e industriales, y finalmente, una producción edilicia en general, que denota las estrechas condiciones económicas de la masa de la población.


Escuela de la comunidad rural fronteriza San Borja, Río Blanco (Magdalena). Departamento de Beni, Bolivia.


De tal modo la discursiva vernácula que impregna en la teoría dominante, la construye principalmente, a través del impacto cultural; en su capacidad de formar una totalidad de valores humanos, desde la perspectiva sin embargo, de la lógica occidental de la urbanidad, de lo eurocéntrico, de lo liberal, de la distinción entre lo moderno y lo tradicional, que se niega a ver también en lo vernáculo, una formación que puede ser problemática en lo social, que coexiste a su vez con la modernidad.


Viviendas de maestros de la comunidad rural fronteriza Chacoma (Llica). Departamento de Potosí, Bolivia.


Así pues en sus orígenes occidentales, la expresión "arquitectura vernácula" proviene de Inglaterra, para referirse a las construcciones marcadas por el terruño (Choay, 2007); por lo que en lo dominante, el discurso vernacular, no estaría libre de alusiones culturológicas, de alegorías que observan en la cultura, una clase especial de fenómenos que pueden desmarcarse de su totalidad.

Así pues, las formas discursivas de la promoción cultural, la industria de la exoticidad, no se complementan, necesariamente, problemáticamente, con las situaciones materiales, y con la condición social de las realidades locales, con sus aspiraciones, con sus contrariedades históricas y potenciales.


Vivienda de la comunidad rural fronteriza Alta Vista (San Matías). Departamento de Santa Cruz, Bolivia.


En Latinoamérica como en Bolivia, la arquitectura vernácula de la ruralidad, está en mayor o menor medida, vinculada con los flujos comerciales, con los flujos urbano regionales, con lo abigarrado de la modernidad, con la herencia colonial, con el mercado informal. Por lo que la arquitectura vernácula de la ruralidad, expone también las características y dificultades de la formación precapitalista en general (Amin, 1981); es decir, del precapitalismo comunal, que se inserta en el capitalismo periférico del estado nacional, para insertarse de alguna manera, en el capitalismo central, en su versión global.


Viviendas de la comunidad rural Tentayape (Muyupampa), Pueblo Indígena Guaraní. Departamento de Chuquisaca, Bolivia.


Ahora bien, en su generalidad, el constructor vernáculo no es un asalariado más, que trabaja para el capital, sino un autoconstructor, es dueño parcial de las condiciones de su producción, con las cuales establece su diálogo con la naturaleza: el uso de materiales locales pues, como la arcilla, la piedra, la madera, la paja o el motacú, generan un tipo de mediación entre la naturaleza y el autoconstructor, campesino o indígena, que lo hace parcialmente autónomo de las relaciones asalariadas y mercantiles de la modernidad, aunque subsumido a ellas, las dominantes, las que imponen las formas estructurales del trabajo social en la periferia del capital.


Escuela y viviendas de la comunidad rural Oromomo (San Ignacio de Moxos). Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro - Sécure (TIPNIS). Departamento de Beni, Bolivia.


Así pues, el proceso práctico de la arquitectura vernácula, está en mayor o menor medida, invadido por la modernidad, por el uso pragmático de los procedimientos, tecnologías y materiales, propios del mundo de las mercancías: ladrillos, cemento, vidrio, calamina, electricidad, etcétera, que ingresan de a poco en el dominio de lo vernáculo, para mutarse en él, a medida que se introduce en el sentido común, la esperanza de la modernidad, la ilusión de prosperidad, el “mito del desarrollo”, la “construcción con material”.

E ahí, pues, la tensión presente en la producción consciente de la identidad cultural (Touraine, 1997), es decir, la forma en que verdaderamente se puede construir una identidad autónoma y ancestral, a medida que se participa activamente en los bienes instrumentales de la modernidad, en la distribución eficiente de sus bienes y oportunidades.


Escuela de la comunidad rural fronteriza Puerto Pérez, Río Madre de Dios (Ixiamas). Departamento de La Paz, Bolivia.



BIBLIOGRAFÍA:

  • Amin, Samir (1981). La acumulación a escala mundial: crítica de la teoría del subdesarrollo. México: Siglo XXI Editores.

  • Brown, Robert y Maudlin, Daniel (2012). Concepts of Vernacular Architecture. En: Crysler, C. Greig (Editor). The SAGE Handbook of Architectural Theory. London: SAGE Publications Ltd.

  • Choay, Françoise (2007). Alegoría del patrimonio. Barcelona: Editorial Gustavo Gili.

  • Jameson, Fredric (1991). El postmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado. Barcelona: Paidós.

  • Touraine, Alain (1997). ¿Podremos vivir juntos?. México: Fondo de Cultura Económica.



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